La influencia milagrosa del santo solo es efectiva si su imagen esta bendecida, y lograrlo no es sencillo dado que el encargado de impartir esta bendición debe ser sacerdote, y es muy difícil hallar uno que se preste para tal fin.
Para los creyentes, sus imágenes sirven de amuleto, pero su efectividad caduca si no están bendecidas. La principal finalidad de los portadores de dicho amuleto es "obtener una vida longeva", aunque para ello (según la creencia popular) San La Muerte se llevará consigo a seres queridos (cercanos a la persona que invoca protección) a edades tempranas o antes de tiempo. Usualmente le ponen velas (bujías, candelas) y/o se le escriben oraciones.
Para los creyentes, sus imágenes sirven de amuleto, pero su efectividad caduca si no están bendecidas. La principal finalidad de los portadores de dicho amuleto es "obtener una vida longeva", aunque para ello (según la creencia popular) San La Muerte se llevará consigo a seres queridos (cercanos a la persona que invoca protección) a edades tempranas o antes de tiempo. Usualmente le ponen velas (bujías, candelas) y/o se le escriben oraciones.
El culto a San La Muerte aunque no tiene "días canónicos" sí considera especiales al Viernes Santo y al Día de los Fieles Difuntos (o día de los muertos).
La mejor opción es llevar la imagen que es bastante pequeña de por si, escondida entre un ramo de flores o estampitas de otros santos católicos y descubrirla en el momento en que el cura imparte la bendición, en ambos casos la bendición se considera válida.
El culto personal se realiza en el hogar, rezando ante su figura colocada en un altar forrado de negro e iluminado por dos velas de color rojo o blanco y negro.
Si el pedido a realizar será para pedir mal, la ceremonia debe ser estrictamente privada, velado el santo con un paño negro que lo oculte de la vista de cualquier extraño que pudiera presentarse-se dice entonces que solo el dueño lo atiende. Se dice que se puede colocar al santo de diversas maneras de acuerdo a lo que se le va a pedir: